sábado, 29 de diciembre de 2007
San Mateo y el canon digital
Los recaudadores de impuestos jamás han gozado de buena prensa, probablemente porque las contribuciones, diezmos, tasas o cánones no siempre son justos.
Y si no que se lo pregunten a san Mateo, que antes de convertirse en uno de los doce apóstoles se ganaba la vida en Cafarnaúm cobrando tributos para las arcas imperiales romanas. Aquellos primigenios inspectores de la agencia tributaria de Judea eran comparados con las prostitutas. San Mateo, además de dar nombre a la fiesta mayor de Logroño, es el patrón de banqueros, recaudadores y, desde hace poco, debería serlo también de la Sociedad General de Autores de España (SGAE).
Lástima que su presidente, Teddy Bautista, se considere un marxista anarcoide, Pues bien, el tal Bautista - qué lejos quedan los años 60 y su labor al frente de Los Canarios- ha conseguido que el Gobierno nos endilgue otro gravamen que atiende por canon digital. La creatividad artística se blinda así como una fortaleza de la propiedad privada.
Y para ello nada más recurrente que cobrar un canon por la adquisición de cualquier soporte digital donde pueda grabarse una canción o una película que podamos obtener libre y gratuitamente a través de internet. Usted tendrá que pagar por adelantado aunque copie sus fotografías familiares o, como Pedro Solbes, sólo utilice el lápiz de memoria para almacenar los presupuestos generales del Estado.
Muchos intentan ponerle puertas fiscales e ideológicas a la red. Y como saben que fracasarán, emulan a los talibanes, que mientras gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001 prohibieron la tele, el cine, la fotografía, oír música en casa y hasta que los niños pudieran hacer volar cometas.
Hoy hacen la vista gorda en la intimidad porque los afganos a los que aún subyugan pagan sus diezmos al mulá local, que ignoramos si es socio de la SGAE.
Fuente: Alfredo Abián - VICEDIRECTOR de La Vanguardia
San Mateo y el canon digital
Publicado por Pau | 10:49 | gadgets, tecnología, varios | 0 comentarios »El tal Bautista - qué lejos quedan los años 60 y su labor al frente de Los Canarios- ha conseguido que el Gobierno nos endilgue otro gravamen que atiende por canon digital. La creatividad artística se blinda así como una fortaleza de la propiedad privada.
Los recaudadores de impuestos jamás han gozado de buena prensa, probablemente porque las contribuciones, diezmos, tasas o cánones no siempre son justos.
Y si no que se lo pregunten a san Mateo, que antes de convertirse en uno de los doce apóstoles se ganaba la vida en Cafarnaúm cobrando tributos para las arcas imperiales romanas. Aquellos primigenios inspectores de la agencia tributaria de Judea eran comparados con las prostitutas. San Mateo, además de dar nombre a la fiesta mayor de Logroño, es el patrón de banqueros, recaudadores y, desde hace poco, debería serlo también de la Sociedad General de Autores de España (SGAE).
Lástima que su presidente, Teddy Bautista, se considere un marxista anarcoide, Pues bien, el tal Bautista - qué lejos quedan los años 60 y su labor al frente de Los Canarios- ha conseguido que el Gobierno nos endilgue otro gravamen que atiende por canon digital. La creatividad artística se blinda así como una fortaleza de la propiedad privada.
Y para ello nada más recurrente que cobrar un canon por la adquisición de cualquier soporte digital donde pueda grabarse una canción o una película que podamos obtener libre y gratuitamente a través de internet. Usted tendrá que pagar por adelantado aunque copie sus fotografías familiares o, como Pedro Solbes, sólo utilice el lápiz de memoria para almacenar los presupuestos generales del Estado.
Muchos intentan ponerle puertas fiscales e ideológicas a la red. Y como saben que fracasarán, emulan a los talibanes, que mientras gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001 prohibieron la tele, el cine, la fotografía, oír música en casa y hasta que los niños pudieran hacer volar cometas.
Hoy hacen la vista gorda en la intimidad porque los afganos a los que aún subyugan pagan sus diezmos al mulá local, que ignoramos si es socio de la SGAE.
Fuente: Alfredo Abián - VICEDIRECTOR de La Vanguardia
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